Este libro presenta un dilema parecido. Una familia con una hija aquejada de una forma rarísima de leucemia, que no responde a ningún tratamiento y su única esperanza es una donación. Lamentablemente ningún miembro de su familia es compatible por lo que los padres optan por la creación de un bebé genéticamente compatible: Anna.
A partir de ahi se narra, alternando presente y pasado, las distintas recaídas de Kate, la hermana enferma y las exigencias médicas cada vez mayores que esas recaídas tienen en Anna.
El libro está contado desde el punto de vista de los distintos personajes en primera persona y comienza con Anna, de 13 años, solicitando a un abogado que le ayude a conseguir la emancipación médica para evitar que sus padres la obliguen a donarle un riñón a su hermana.
Y ahí está lo duro de la decisión de los padres ¿es lícito someter a tu hija sana a una serie de dolorosos procedimientos clínicos para intentar salvar la vida de otro hijo? Cierto es que la autora lo pone fácil, perfilando a una madre que solo parece tener ojos para su hija enferma y deja que su hijo mayor se convierta en un delincuente a la vez que considera a su hija pequeña como un supermercado de órganos. Por otro lado el padre es un bombero buenorro, de lo más comprensivo, capaz de ocuparse de cada uno de sus hijos Y DE SU MUJER, como Dios manda. Para mi que la autora tiene algún trauma infantil con su madre, aún sin resolver.
Luego está el abogado y su historia de amor con la asistente social, muy traida por los pelos y metida con calzador. No se entiende demasiado y hace referencias constantes a algún trauma del pasado que no termina de revelar.
Y asi va avanzando el libro, algo lento, hacia el momento de la resolución final del juez, y la jodimos. Final Disney, nipatinipami, vamos, una desilusión. Y me estaba gustando, pero es que a los americanos les pueden los finales felices. Lo dicho, cuanto daño ha hecho Disney.
No hay comentarios:
Publicar un comentario