La cultura hindú es pausada y milenaria, cuna del yoga, la meditación y el Kamasutra, y de autores literarios que se recrean en el lenguaje y la metáfora, pero Amitav Ghosh se pasa, tres pueblos. Mar de Amapolas, primero de una trilogía, ha hecho más esfuerzos por mandarme a dormir que La Familia Telerín, Casimiro y la Carta de Ajuste juntos.
Y mira que me da rabia, porque el tema me parece de lo más interesante: La historia de la esclavitud en la India en los últimos 100 años, a través del comercio de opio con China y los beneficios ingentes que supuso para la Corona Británica. Todo ello visto a través de los ojos de una viuda que huye con un intocable del destino cierto de morir inmolada en la pira de su marido drogadicto y embarca en el Ibis, un navío que parte rumbo a Isla Mauricio con un cargamento de pseudo esclavos y unos personajes de lo más peculiar. Para empezar, la viuda, debia ser medio fea y la casaron con un fumeta impotente que, para poder consumar el matrimonio, droga a su mujer en la noche de bodas y se la "cede" a su hermano para que cumpla en su lugar. Un auténtico cuento de hadas.
El segundo de a bordo del barco es un mulato americano que se enroló en el barco como carpintero pero a fuerza de muertes y deserciones llega a segundo de a bordo. Lo que viene siendo una carrera meteórica. Y asi todos los personajes.
Mis problemas con el libro han sido dos: por un lado la lentitud infinita en el desarrollo de la acción (de hecho, es tan lenta, que llamarlo acción resulta exagerado), he visto continentes transformarse más deprisa. Puedes saltarte párrafos enteros sin perder nada de la historia. Más de 400 páginas para explicarte con todo detalle como se hacen bolitas de opio (si tal como parece, el mundo de la banca termina por hundirse ya tengo una salida laboral de legalidad y moralidad casi idéntica).
El segundo ha sido más árduo todavía. El idioma: el libro lo he leído en inglés, que es el idioma original, pero está tan plagado de palabras, conceptos e incluso frases en hindi que no hay quien lo entienda. El autor da por sentado que todos dominamos el hindi o el bengalí o lo que sea y no se molesta ni en aclarar conceptos, con lo que llega un momento que no sabes si están hablando de ropa, de droga o de comida.
Para terminar de empeorar hay una serie de personajes de la tripulación, procedentes del sudeste asiático, que hablan una jerga incomprensible. Algo así como si coges un gitano del Sacromonte que hable "granaíno cerrao", lo montas en un barco y lo pones a hablar con terminología náutica en inglés. Pues eso, que no sé si el barco se hunde, lo abordan, o van a dar una fiesta de disfraces en la cubierta Promenade.
Los personajes están bien definidos, vamos, con todo lujo de detalles, personal, física, anímica y religiosamente. Eso sí, mitad en hindi, mitad en inglés, por lo que la definición cojéa un poco. De la Guerra del Opio tengo conocimientos básicos que me habría gustado ampliar, y también saber como termina la azarosa travesía del Ibis y su cargamento de "pseudo esclavos" pero no me veo capaz de leerme los otros dos libros de la trilogía. No sin fumar algo de opio.
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